El director de fotografía se encarga de conseguir la mejor de las imágenes para la película
La figura del director de fotografía suele ser la que más en la sombra se encuentra. Su imagen queda eclipsada por los actores, directores e incluso productores de una película. Sin embargo, su función en el filme es crucial para poder desarrollar una obra de forma adecuada.
En cine, el director de fotografía es el responsable de la creación artística de la imagen del film. Él se encarga de tomar decisiones sobre iluminación, óptica, encuadre y composición, además del etalonaje final que dará a la película la estética final.
Se ocupa de todo el equipo de cámara, y de transformar los deseos del director en imagen y todo lo que se refiere a luz, color y técnica. Por eso, la figura del director de fotografía es clave no solo dentro del rodaje sino en postproducción.
Para que el director de fotografía pueda realizar su trabajo, el director ha de transmitirle exactamente qué quiere para que éste pueda conseguir plasmar sus deseos. Su relación con el director de la obra es clave para que la película se desarrolle con normalidad. Juntos han de revisar el guión, plantear de forma general la estética del filme y establecer una serie de ideas básicas sobre el formato, la luz, las inspiraciones, el color, etc. Así se construirá la imagen de la película. Por eso es importantísimo que ambos directores se encuentren en sintonía y comprendan con exactitud qué quiere cada uno.
También ha de tener una buena comunicación con el director artístico, que se encargará de elaborar los elementos escenográficos que vamos a filmar (y que han de estar en sintonía con la estética que queremos en el film).
El director de fotografía se enfrenta a todo lo que se refiere al lenguaje audiovisual. Se encargará de la elección de la iluminación (tipo, intensidad, distancia, efectos, rebotes y un largo etc…), la velocidad de la película, las lentes y objetivos, la emulsión, su formato, la posición de cámara, el estilo, etc. Es decir, toda la parte técnica que tenga que ver con la imagen (por eso se le llama muchas veces operador jefe, porque se encarga de lo que tiene que ver y capta la cámara). Es el jefe del equipo de cámara y el responsable último del mismo.
Por lo tanto, el director de fotografía ha de saber de todos los aspectos técnicos que refieren a la cámara. Esto es muy parecido que en fotografía: contraste, encuadre, luminancia, densidad y exposición. Lo más importante es que conozca el trabajo, controle la luz y sepa cómo hacer las cosas bien. Es importante que el director de fotografía tenga experiencia y formación. Que sepa qué hacer y cómo hacerlo en cada momento es vital para que, cuando surjan imprevistos, sepa cómo reaccionar sin que eso suponga una pérdida de calidad en el film. Como en cualquier disciplina, para llegar a ser un artista hay que dominar la técnica. Y lo mejor para hacerlo es aprender desde la base.
Una vez finalizada la película y el montaje, es el momento del talonaje. Esta es la fase que más valor va a tener para el resultado final del metraje, pues se encarga de unificar el color y poner todos los planos y fotogramas en sintonía para que, así, el espectador no quede sorprendido por los cambios de imagen. El director de fotografía se encargará de supervisar esta fase y que quede como desea. El primer paso para ello es tener un dominio sobre la gestión de color. Y qué mejor para ello que haber realizado un Curso de Gestión de Color con Workshop Experience.
El cine es una de las profesiones que avanzan con mayor velocidad. Esto obliga todos los trabajadores de la industria a adaptarse, y el director de fotografía no va a ser menos. La calidad y nitidez que ofrecen las nuevas tecnologías, cámaras y soportes, obliga a moverse y a crecer como profesional. Por eso es importante no quedarse quieto, seguir aprendiendo de todo lo que pueda ofrecerte la imagen y, así, ser el mejor.