Inspírate en el legado del diseñador británico
El legado del diseñador británico Alexander McQueen sigue más vivo que nunca. La exposición Roses, recientemente inaugurada en la planta superior de la flagship store de la marca en Londres, así lo certifica. En ella se invita a estudiantes y amantes de la moda a adentrarse en su jardín florido mediante algunos de los diseños más significativos de los últimos años.
La muestra derrocha creatividad, técnica y costura mediante los pliegues ondulantes, bordados de pétalos y ramilletes de flores, algunas naturales, que pueblan los vestidos. Dos de ellos abren la exposición de Alexander McQueen: el vestido rojo Rose de la última colección otoño-invierno 2019 de Sarah Burton para la firma y la inolvidable creación de la colección Sarabande de 2007 que realizó el propio creador insertando flores en tonos pastel sobre una estructura armada. Ambos han pasado a ser historia de la firma, más allá de la muerte de su fundador, que cumplirá en 2020 el 10º aniversario.
Alexander McQueen, junto a John Galliano o Stella McCartney, formaron parte de una de las generaciones más brillantes de la costura británica. Sus carreras y universos creativos siguen y seguirán siendo estudiados por todas aquellas personas que deseen labrarse un futuro en el mundo de la moda. Esta y otras figuras cobran especial importancia durante el Curso de Dirección Creativa y Estilismo.
Alexander McQueen, espíritu revolucionario
Graduado en la prestigiosa escuela St. Martins College of Art & Design de Londres en 1994, Alexander Lee McQueen descubrió a una edad muy temprana su pasión por la moda. Una creatividad incansable y un espíritu revolucionario marcaron sus colecciones desde que pisó la pasarela por primera vez, cuando sedujo a la que fue su mentora y gran amiga, la excéntrica editora de moda Isabella Blow. Junto a la creación de su propia marca, que iba afianzándose en un mercado en el que su halo de bad boy encajaba a la perfección, McQueen ejerció de director creativo de Givenchy conquistando también la nueva ola de costura parisina. Más adelante, ya dedicado en exclusiva a sus líneas, exploró nuevas vertientes lanzando colecciones de accesorios, menswear y perfumes. En todas ellas, siempre, una esencia de libertad, de reivindicación constante y de exploración de innovadores cortes, formas y aplicaciones.
Las flores siempre han estado muy presentes en sus colecciones pero también las plumas, los volantes, los corsés y las ballenas, las tachuelas, el punk y las figuras orgánicas de gran volumen que envuelven el cuerpo en un diálogo con el arte que se traslada también a la puesta en escena. Merece la pena recordar algunos de sus shows más icónicos: Aquel de la colección otoño-invierno 1998 en el que prendió fuego a la pasarela o, uno de nuestros favoritos, el de la primavera 1999 en el que varios robots rociaban de pintura a una modelo vestida íntegramente en blanco.
El testigo a Sarah Burton
“Todo lo que hago es conectar con la naturaleza de una u otra manera” se cita en la exposición Roses. Y así ha seguido siendo de la mano de Sarah Burton, su mano derecha y sucesora, que ha continuado con buen pie aquello que labró Alexander McQueen y que sigue estando más vivo que nunca. Las alfombras rojas se llenan de sus creaciones, sus colecciones cuentan con múltiples seguidores que las trasladan a la calle y sus diseños han seducido hasta la casa real británica. Kate Middleton la escogió para su boda y sigue siendo una de sus firmas predilectas para los grandes eventos. Una fama que no ha hecho dejar de lado su esencia más auténtica, tal y como se muestra en sus últimas colecciones y que se puede visitar en su exposición hasta el mes de abril.
Imagen de portada: Sir Don McCullin © 2009 vía @alexandermcqueen
