Colorimetría y su aplicación al cabello
El mundo del color y sus diferentes combinaciones es de vital importancia para un maquillador profesional. Saber qué todos favorecen a nuestras modelos o que recomendaciones de color dar a nuestros clientes es uno de las funciones básicas de esta profesión. La colorimetría es la determinación cuantitativa de la profundidad del color. Es decir, nos ayuda a saber medir y mezclar los colores de acuerdo a nuestras necesidades. Aunque ya hablamos en profundidad sobre este término anteriormente en el artículo “Colorimetría, qué es y para qué sirve conocerla”, hoy hablamos la relación de ésta con el cabello.
El cabello tiene un color natural debido a la presencia de pigmentos capilares que reciben el nombre de melanina y son producidos por células llamadas melanocitos. Cada persona, tiene un color de pelo diferente. Esto se debe a que, dentro de las melaninas, existen dos tipos de pigmentos diferentes: las eumelaninas y las feomelaninas.
Las eumelaninas son los pigmentos oscuros, es decir, marrones, castaños oscuros y negros; mientras que las feomelaninas, son pigmentos rojos y rubios.
El circulo cromático es la herramienta fundamental donde se encuentran todos los colores. En primer lugar los primarios: rojo, azul y amarillo, y a partir de ellos todos los demás.
A la hora de cambiar el color del pelo, es importante conocer el color del que partimos. Para ello recurrimos a las cartas de color. En ellas se presentan un gran cantidad de tonos diferentes numerados según la oscuridad del pigmento, es importante conocer la tonalidad del cabello de nuestro modelo o cliente para acercarnos lo máximo posible a sus necesidades.
Así, por ejemplo, el número 1, es el más oscuro, es decir: negro. El 2, 3, y 4 corresponde a los tonos castaños; el 5 pertenece al castaño claro; el 6 al rubio oscuro; el 7 es el rubio; el 8 rubio claro; el 9 pertenece a un rubio muy claro; el 10 al rubio ultra claro; y, finalmente, el 11 y el 12 son considerados rubios especiales.
Una vez conocido el color base del cabello que vamos a tratar, se debe elegir el tono de los reflejos, que aportarán matiz al color y lo definirán. Por ejemplo, el 8/3 que corresponde a un rubio claro con ligeros destellos castaños.
Tipos de tintes
En cuanto a los tintes, existen diferentes tipos en función del resultado que se quiera obtener:
Los más conocidos son los permanentes, es decir, aquellos que nos permiten aclarar u oscurecer varios tonos. Su característica principal es que cubren el cien por cien de los pigmentos naturales del cabello y, por tanto, de las canas. Son los más duraderos y su uso excesivo puede dañar y sensibilizar la fibra capilar.
Existen también tintes semipermanentes, que pueden llegar a cubrir hasta un 70% de las canas y también aportan colores intensos y variados.
Por último, existen los tintes temporales que actúan sólo en la superficie del cabello, sin penetrar en las capas más profundas y ,por lo general, desaparecen con el primer lavado.
El decolorado
En determinadas ocasiones, si el cliente desea un tono completamente diferente al propio, es necesario emplear una decoloración, con la que, a través de una reacción química que tiene lugar dentro del córtex, se destruyen por completo los pigmentos del cabello, tanto los naturales, como los artificiales.
Existen diferentes formas de decolorar el cabello, que se suelen llamar barrido o limpieza de color. Al terminar la decoloración, el pelo suele quedar con tonos anaranjados o amarillentos y, tras la decoloración, se aplica el tinte deseado.
La última novedad en tintes para cabello viene de la mano de Colorista de L’Oréal y su maquillaje para pelo. Se trata de unos tintes de un solo día de colores vivos que darán a los looks de tu modelo o cliente un aire juvenil y colorido y que no hace falta recurrir al tinte o a la decoloración ya que desaparece con los lavados.
El color es clave para que el cabello marque la diferencia. Y vosotros, ¿ Cuál es vuestro color de pelo fetiche para tus modelos? Cuéntanoslo en comentarios.
