Las tareas más importantes dentro de la postproducción fotográfica
Hablar de postproducción en fotografía es hablar de acabados, de perfeccionar y terminar la fotografía. Se trata de la fase encargada de dar el toque final a cada imagen y, por ello, una de las más importantes. Por eso hoy vamos a hablar de cómo es un correcto flujo de trabajo.
Una vez que llegas a la postproducción de tu trabajo, debes estar preparado para saber estructurar esta fase. Por eso, los flujos de trabajo de un retocador profesional es uno de los contenidos fundamentales del Experto en Postproducción Digital. Estos te ayudarán a manejar grandes cantidades de imágenes sin volverte loco, facilitando así la de enfrentarte al retoque, tanto de tu propio trabajo, como de otros que te contraten como retocador digital autónomo.
En este artículo te enseñaremos los conceptos básicos para que puedas afrontar todo el proceso, pero antes de comenzar analizaremos este flujo desde dos puntos de vista diferentes e importantes a partes iguales. Por un lado, hablaremos desde el punto de vista de la narrativa de la imagen, es decir, la forma en la que quieres contar la historia; y por otro, desde el punto de vista técnico, donde hablaremos del retoque digital en sí mismo.
Narrativa de la imagen
A la hora de establecer flujos de trabajo desde la perspectiva de la narrativa de la imagen, debes tener un objetivo en mente, que todo el proceso de postproducción siga una misma línea. Esta ha de ser definida previamente para que en esta fase puedas dedicarte a supervisar , desde la gama de colores que decidiste para contar la historia, hasta los tipos de retoque para simular una u otra emoción en el espectador.
Un retocador profesional se diferencia del resto por cómo cuida hasta el último detalle de la narrativa en la postproducción, porque hablamos del resultado final que es lo que realmente impactará al público.
Punto de vista técnico
Ahora llega el momento de estudiar y analizar todos los aspectos técnicos de la fase de postproducción, para que puedas utilizarlos según tus necesidades y crear tu propio flujo de trabajo.
Uno de los aspectos más importantes es la optimización de los procesos, es decir, cómo conseguir que esta fase lleve un orden lógico de tareas, y el proceso sea lo suficientemente productivo como para no perder un tiempo innecesario realizando tareas que se podían haber resuelto de una forma más eficiente.
Un ejemplo puede ser la utilización de codecs, como el Blackmagic RAW, que te ofrecerá un rendimiento superior, un rango más dinámico y una profundidad de bits con un tamaño menor que el que te proporcionará el formato tradicional RAW. La simple elección de este códec te permitirá optimizar tu flujo de trabajo, pero para ello, deberás conocer previamente toda la teoría.
Este es solo un ejemplo entre la multitud de los que tendrás que contemplar a la hora de establecer tu propio flujo de trabajo según el proyecto en el que te encuentres.
La figura del retocador digital
Todas las decisiones que tomes afectarán de forma directa al siguiente paso, por ello es de vital importancia conocer todos los pasos necesarios de esta fase. Una vez que entiendes cómo funcionan los flujos de posproducción, serás capaz de amoldarte a cada proyecto y pudiendo diseñar tus propios flujos de forma autónoma.
Esta figura se va perfilando con el paso del tiempo, ya que de cada proyecto se aprende algo nuevo a base de pequeños errores que irás encontrando en cada proyecto y a los que tendrás que enfrentarte y solucionar. De esta forma, irás depurando tu forma de trabajar hasta llegar a tu objetivo: convertirte en retocador digital profesional.