Para conseguir las mejores fotografías has de dominar tu cámara y saber cómo conseguir ajustarla para que la nitidez sea la adecuada
Hace un tiempo hablábamos del miedo de todo fotógrafo a que sus fotografías salgan oscuras. Hoy tratamos otro de los grandes miedos de los profesionales de la fotografía: la nitidez de sus obras.
No puedo contar con los dedos de las manos la de veces que he tomado una fotografía y, al volcarla al ordenador, resulta que no he medido bien los parámetros y la foto está desenfocada. A veces hasta en el modo automático es difícil distinguir si una imagen está borrosa o no. Es uno de los mayores retos a los que se enfrenta un profesional.
Sin embargo, la tensión de saber si está bien o mal puede reducirse considerablemente gracias al esfuerzo, la práctica y, sobre todo, el aprendizaje. Conocer tu cámara y las técnicas necesarias para tomar buenas instantáneas es indispensable para poder tomar fotografías perfectamente enfocadas.
Cuando hablamos de la nitidez en fotografía nos referimos al nivel de claridad en la misma. Esto quiere decir que cuanto mejor se aprecie el sujeto de una fotografía, cuanto mejor pueda distinguirse la escena y mejor sea el contraste de la misma, mejor será la nitidez. Básicamente esto significa que cuanto más se asemeje lo que capta una cámara con lo que ve nuestro ojo, más fiel será la imagen y más nítida se encontrará. Para resumirlo lo máximo posible: la nitidez depende del contraste (o acutancia) y el enfoque de la imagen.
Como con todo tipo de obra artística (nunca nos cansaremos de decirlo) la mejor forma de obtener experiencia es jugar con el entorno. Es por eso que algunos artistas prefieren ajustar su cámara, reducir o aumentar la profundidad de campo, enfocar y desenfocar a su gusto una imagen para dar una u otra sensación al espectador. La práctica es el mejor amigo de cualquiera que quiera convertirse en el mejor en lo que hace.
La cámara y el objetivo
Empecemos por lo más básico. Si quieres ser un verdadero profesional vas a necesitar el mejor equipo, aunque eso implique conseguir una cámara con la que te sientas a gusto (no tiene por qué ser la mejor del mercado, sino aquella que te satisfaga y que trabaje de la forma más cómoda para ti). A la hora de tener en cuenta la nitidez de tus imágenes, el objetivo que adquieras y que emplees para las fotografías va a suponer una gran diferencia.
El trípode puede ser tu mejor amigo
Es muy común que, al no disponer de trípode, se tomen las fotos sin un punto de apoyo. El resultado final suele ser una imagen en movimiento pues, aunque no nos demos cuenta de ello, es casi imposible estar completamente quietos durante largo rato. Y, cuando las sesiones fotográficas se alargan (como suele ocurrir), se hace más que necesaria la presencia de un trípode que sostenga la cámara y se asegure de que ésta se mantenga estable durante los disparos.
Disparador remoto
Aunque no sea tan evidente como la falta de trípode, al no disponer de un disparador remoto sigues creando movimiento en la cámara que se refleja, más adelante, en la fotografía. Por eso es recomendable uno de estos artilugios si quieres conseguir la máxima nitidez.
Intenta evitar los filtros
En algunas ocasiones, la necesidad de filtros se hace evidente. Por eso, es recomendable utilizarlos en algunos casos. Sin embargo, su uso continuado puede llevar a que nuestras fotografías pierdan calidad. Utiliza los filtros de eventualmente, cuando creas que es necesaria su presencia y que no va a estorbar en el resultado final sino que lo mejorará.
Busca la mejor exposición:
La exposición de una fotografía depende de tres factores: El ISO, la apertura del diafragma y la velocidad de obturación. Cuanto mejor se nos haya dado la exposición, mejor será la nitidez de las fotografías que hayamos tomado.
ISO baja
Cuando se aumenta el ISO en nuestras cámaras aparece el ruido, que estropea enormemente la imagen. Por eso siempre se suele recomendar utilizar el ISO en el nivel más bajo posible para mantener la nitidez de la foto lo más alta posible. A no ser que veas que corres el riesgo de subexponer tu fotografía y quieras evitarlo a toda costa, mantén el ISO bajo.
Apertura y velocidad de obturación
La apertura de la cámara, junto con la velocidad de obturación, es uno de los mayores retos a la hora de tomar una fotografía. Por eso la recomendación que se da siempre es la misma: conoce los límites de tu cámara mediante la experimentación.
En cuanto a la velocidad de obturación, cabe destacar que necesitamos que la trepidación sea la mínima posible. En este caso nos interesa que la velocidad sea alta, para que la fotografía salga lo menos movida posible. Sin embargo, como con todo, depende de la escena que se quiera reflejar, del nivel que hayamos dado al ISO y de la apertura del diafragma. Sin embargo, cabe destacar que cuanto mayor sea la velocidad, menor es la posibilidad de que la imagen salga movida.
Es fundamental conocer los principios básicos de la fotografía, por eso la formación de todo fotógrafo debe ser el comienzo y, a partir de ahí, crecer y conocer tus límites. Con el curso de iniciación a la fotografía de la escuela aprenderás los límites de tu cámara, los niveles de apertura y de la velocidad de obturación y mucho más.
Sigue aprendiendo, experimentando y creciendo como fotógrafo. Y, sobre todo, pierde cualquier miedo a las imágenes borrosas, las sombras y los problemas de encuadre. A veces las mejores imágenes surgen de jugar con este tipo de miedos.