Cianotipia, la fórmula de impresión monocroma
Si hace unos días hablábamos del Colidión Húmedo, hoy nos acercamos a otra de las técnicas fotográficas más utilizadas en antaño: la cianotipia. Para ello, debemos retroceder hasta la Inglaterra de 1842, época en la que el matemático y astrónomo John Herschel realizaba experimentos con sales de hierro fotosensibles con el objetivo de conseguir un método con el que realizar copias de sus apuntes. Fue así como surgió la Cianotipia o blueprint, un técnica primitiva de impresión que fue muy popular en el mundo de la fotografía.
Este proceso se basa en la mezcla en proporción 1:1, es decir, a partes iguales, de dos compuestos químicos: una solución al 20% de citrato de hierro amoniacal, y una solución al 8% de ferricianuro de potasio. Se obtiene así, una sustancia acuosa que se aplica sobre la superficie a imprimir. Primero se deja reposar unos minutos y después se extiende de manera uniforme con un pincel o rodillo, a ser posible sin elementos metálicos, por capas en horizontal, vertical y finalmente en diagonal.
La imagen positiva se logra al exponer el soporte a la luz, ya sea del sol, de focos alógenos, o de una lámpara ultravioleta. Dependiendo del procedimiento será necesario más o menos tiempo de exposición, aunque la media se sitúa entre los 10 y los 20 minutos. Para terminar, se coloca el elemento a reproducir sobre un soporte, se cubre con un cristal a modo de protección y se deja secar en un lugar oscuro, o en un lugar sin la incidencia directa de rayos UV.
Finalmente, se enjuaga con agua fría y se obtiene el resultado: una imagen monocroma en color azul prusia. Se recomienda realizar tres aclarados en tres recipientes diferentes, de unos cinco minutos cada uno. No obstante, para acelerar el proceso, se puede aclarar la imagen en una solución al 3% de peróxido de nitrógeno, más conocida como agua oxigenada. A grandes rasgos, el fotograma se mantiene blanco en las zonas no expuestas, y turquesa en las expuestas.
Anna Atkins fue la primera en llevar esta técnica a la práctica. Hija de un íntimo amigo de su descubridor, se alejaba completamente del prototipo de mujer de la época victoriana. De educación liberal, trabajó junto a Constance Talbot utilizando una máquina fotográfica de madera apodada “la ratonera”. Gracias al desarrollo de la Cianotipia, es conocida como la primera mujer fotógrafa de la historia.
Lo hizo en British Algae, el primer proyecto científico ilustrado exclusivamente con fotografías. “La dificultad de dibujar de manera precisa objetos tan diminutos como son muchas especies de algas me ha inducido a valerme del hermoso proceso del cianotipo, creado por Sir John Herschel, para obtener impresiones de las plantas”.
A finales del siglo XIX la Cianotipia fue muy popular, ya que permitía realizar impresiones más económicas sobre soportes tan variados como papel, cerámica, telas, piel o madera entre otros materiales. En la Philadelphia Centennial Exposition de 1879 se presentó comercialmente como una tecnología punta para la reproducción de planos, uso que se le ha dado hasta que aparecieron las copias heliográficas ya en el siglo XX.
En las últimas décadas son muchos los artistas que han devuelto a la vida estos procedimientos tradicionales. Christian Marclay, Kate Cordsen o WuChi-Tsung son solo algunos nombres que apuestan por la Cianotipia en sus trabajos. ¡Inspírate con ellos!