El camel, en sus diferentes tonalidades, es uno de los pocos colores que funciona todo el año. Sin embargo, es especialmente utilizado con la llegada del otoño, ya que aporta a nuestro look ese punto de calidez tan clave en los meses grises y fríos. Te contamos la historia de este famoso color tal y como hicimos en nuestro artículo sobre sombras rojas.
En 1916 se empezó a utilizar la palabra “camel” para designar este color, pero no fue hasta 1955 cuando entró en el diccionario oficial de colores. La primera prenda que apareció en este color, y que perdura hasta nuestros días, es el mítico “camel coat”. Este abrigo comenzó siendo una prenda masculina al servicio de grandes galanes del cine como Cary Grant o Clark Gable en la década de 1930. Entró en el armario de la mujer gracias al icono internacional Greta Garbo, que convirtió la prenda en un esencial de su vestuario. No obstante, no fue hasta la década de 1970 cuando se popularizó. Fue gracias a Marlon Brando en su papel de Paul para la película “El último tango en París”, y Ali MacGraw en el clásico film romántico “Love Story”. A partir de ese momento otras celebridades como Al Pacino interpretando a Michael Corleone en “El Padrino”, Richard Gere en “American Gigolo” o Robert de Niro en “Los intocables” de Elliot Ness lo lucieron en la gran pantalla.
Desde entonces el color camel ha evolucionado en el mundo de la moda sin abandonar nunca su prenda estrella. En la actualidad lo podemos encontrar en accesorios como bolsos o fulares; en faldas, vestidos, jerseys; en zapatos desde botas hasta stilettos… Este color se ha convertido en un imprescindible para los amantes del estilo minimalista y el normcore, la nueva tendencia consistente en un look muy estudiado basado en dar la sensación de que hemos abierto el armario y nos hemos puesto lo primero que hemos visto.
Dominó con más fuerza que nunca en la temporada invernal del año 2010. Los diseñadores lanzaron atrevidas propuestas que proyectaron al camel a lo más alto de la moda. La combinación triunfadora fue sin duda la de camel y borreguito, tanto en puños como en bolsillos, solapas y culturas. Los diseñadores que apostaron por esta tendencia fueron Maison Margiel, Burberry y Craven. Proenza Schouler por su parte, arriesgaró con la combinación camel y charol. La prenda estrella volvió a ser el abrigo. En cuanto al corte, triunfó el estilo masculino. Lo pudimos ver con volantes en Valentino y largo hasta los tobillos en Max Mara.
Es un color tan fácilmente combinable que se ha ganado la denominación de “nuevo negro”, siendo una alternativa mucho más luminosa que este. Chanel apuesta por combinarlo con rayas marineras, Teresa Helbig por su parte prefiere el blanco y el rojo. Sin embargo, para los que prefieran no arriesgar, el camel siempre queda bien con colores neutros, y con negro si el tono es claro.
Esta temporada parece que vuelve a resurgir, pero realmente nunca nos ha abandonado. Es una prenda tan básica como la chaqueta de piel negra o la camisa blanca. Simplemente se ha reinventado y vuelve pisando fuerte gracias a diseñadores como Alberta Ferreti. Victoria Beckahm, Elena Perminova e Irina Shayk son algunas de las celebrities que ya lo han lucido este otoño.
Hemos hablado de la moda, pero no nos podemos olvidar del maquillaje, y es que el color camel ha llegado al maquillaje para quedarse. Es el color básico de las bases de maquillaje. Su amplia gama de tonos lo hace perfecto para todo tipo de pieles, ya que va desde los beige más pálidos hasta los oscuros bronceados. Es perfecto para el maquillaje más natural del día a día, y podemos recurrir a él tanto para looks formales como informales. Bobbi Brown fue la primera firma de cosméticos en crear una sombra de ojos en este color, pero MAC no quiso quedarse atrás y no tardó en comercializar Uninterrupted Pro Longwear. Sin embargo, no será la última ya que esta nueva tendencia en maquillaje promete éxito.
En Workshop Experience creemos que lo bueno nunca debe terminar, sólo evolucionar. Y tú, ¿qué piensas del color camel?