Los secretos de la fotografía científica
Desde su inauguración en 2001, la Semana de la Ciencia de Madrid ha acercado año tras año la ciencia y la tecnología a toda la ciudadanía. Esta nueva edición, que se celebrará del 6 al 19 de noviembre en distintas localizaciones de toda la Comunidad de Madrid, contará con cerca de 600 instituciones, alrededor de 3.000 científicos y más de 1.000 actividades gratuitas para todos los públicos.
Se trata de uno de los principales eventos de divulgación científica que se celebran en el continente europeo, y con motivo de este próximo acontecimiento te traemos la perfecta unión de la fotografía y la ciencia. Lo cierto es que estos dos ámbitos han crecido mano a mano, y la ciencia le debe a la fotografía su increíble evolución a lo largo de los años.
Encontramos el origen de esta estrecha relación en Henry Fox Talbot y su libro “El lápiz de la naturaleza”, en el que explicaba el descubrimiento del calotipo acompañando el texto de imágenes que ilustraban este proceso. Desde entonces la fotografía científica ha servido para plasmar y divulgar la realidad que nos rodea.
Se incluyen en ella la fotografía la fotografía médica, forense, ultravioleta, de alta velocidad, térmica, infrarroja, de fluorescencias, de polarización… Pero si podemos realizar una distinción general, es aquella que diferencia la macrofotografía de la microfotografía.
La primera es aquella que refleja con un impecable cuidado del detalle sujetos u objetos que pueden ser grandes o pequeños. La segunda se centra en sujetos u objetos de tamaño muy reducido, que son difíciles de analizar a simple vista. Este tipo de fotografía científica se vale de un microscopio con cámara insertada, y el primero en llevarla a cabo fue el médico francés Alfred Donné, quien en el año 1940 la utilizó para inmortalizar la sangre de una rana.
Encontramos otro pionero en la figura de Eadweard James Muybridge, que en su caso se dedicó al estudio del movimiento. Su primer trabajo fue el análisis del desplazamiento de un caballo, que desarrolló utilizando 24 pequeñas cámaras sujetas mediante cintas a disparadores que se iban quebrando a medida que avanzaba el animal. Posteriormente aplicó esta misma técnica a otras especies y al ser humano y recogió los resultados en el libro “Animal locomotion”.
La fotografía científica ha ayudado a desarrollar grandes aportaciones desde su nacimiento. Por ejemplo, fue la encargada de demostrar la teoría de la relatividad de Albert Einstein. En la actualidad su avance es casi imparable.
En el año 2012, científicos de la Griffith University consiguieron fotografiar la sombra de un átomo, algo que el profesor Kielpsinki describió como “el límite extremo de la microscopía”. Utilizaron un láser para reducir su temperatura hasta el punto de congelación, de modo que pudieran separarlo del iterbio, y posteriormente le aplicaron un haz de luz.
Tres años más tarde se desarrolló la mayor fotografía astronómica realizada hasta la fecha. Los encargados fueron los científicos de la Ruhr University, y la protagonista de la imagen; la vía láctea. Para desarrollar esta hazaña, trabajaron durante varios días en cada una de las 268 partes que componen esta panorámica. Un total de cinco años observando el firmamento desde un centro situado en el chileno desierto de Atacama, que por su ubicación resulta excepcional para llevar a cabo este tipo de proyectos. El resultado fue una fotografía científica con 46 mil millones de píxeles y un peso que roza los 195GB.
Los Wellcome Image Awards premian “el contenido informativo, el impacto visual y la excelencia de la técnica” de la fotografía científica. Te dejamos a continuación algunos increíbles ejemplos. Con tu máquina DSLR y luces estroboscópicas puedes dar los primeros pasos en la fotografía científica. ¡Afronta el reto!
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