Las claves de la fotografía forense
La fotografía forense juega un papel extremadamente importante dentro de una investigación criminal. Esta disciplina se encarga de captar todos los detalles de la escena del crimen, incluyendo aquellos que de un primer vistazo se escapan al ojo humano y retrata a la perfección lugares, objetos y personas, lo que es vital para la investigación.
La fotografía forense es, sin duda, una prueba irrefutable y un testimonio totalmente objetivo de los hechos.
La fotografía aplicada a la investigación debe cumplir dos requisitos vitales: nitidez y exactitud. Este tipo de fotografía no busca la realización de fotografías impactantes, ni bellas sino que básicamente pretende buscar la realidad en sí misma de la imagen, es simplemente una técnica fotográfica aplicada a la investigación criminalística.
La fotografía forense utiliza una serie de técnicas como el color ya que reproduce fielmente la totalidad de los elementos que forman la escena del crimen y ayuda a la identificación de los objetos.
Es comúnmente conocida como “la ciencia del pequeño detalle” ya que plasma rigurosamente todos y cada uno de los elementos. En esta disciplina es muy importante el uso de cámaras tradicionales intentando evitar en la medida de lo posible la tecnología digital, ya que es mucho más fácil de manipular.
El fotógrafo forense es el primero en llegar a la escena del crimen para retener en una imagen todos y cada uno de los elementos antes de que se toque o se mueva nada.
Las imágenes deben estar tomadas recurriendo a los siguientes planos:
Hay que tener en cuenta que la fotografía forense debe partir de los general a lo particular, esto es, las primeras tomas serán planos serán panorámicas y planos generales los cuales ayudarán a identificar la localización y el aspecto del lugar nada más llegar a la escena del crimen y también planos medios para mostrar la posición del sujeto. Este último plano requiere gran cantidad de detalles para relacionar los elementos con el sujeto.
El resto de planos ya serán primeros y primerísimos planos. Estos planos muestran particularidades y detalles que posteriormente serán investigados.
Se deben tomar fotografías relacionadas y con sentido entre ellas con el fin de ayudar al transcurso de la investigación y se fotografiarán todos aquellos elementos que se consideren relevantes. Cada fotografía deberá ir acompañada de fecha, lugar y persona que tomó la imagen, tipo de cámara, distancia de la cámara al sujeto, película utilizada y ángulo y objetivo de la cámara.
Los negativos deben conservarse siempre.
La fotografía forense es sin duda una disciplina que busca la objetividad máxima y la veracidad. Es una fotografía de realismo y un relato visual que complementa a la perfección la narración de los hechos tanto hablados como escritos.