Los inicios nunca son fáciles. Si no que se lo digan a algún fotógrafo aficionado que puede sufrir algún que otro momento de frustración con su trabajo
Para todo aquel que comienza, puede resultar enormemente difícil introducirse en el mundo de la fotografía. Esto causa, muchas veces, que aquello que te imaginas o que deseas que ocurra no sucede. Entonces aparece el mayor enemigo de la inspiración: la frustración. El fotógrafo aficionado ha de aprender, en ese momento, a sobreponerse y seguir aprendiendo.
Por eso para cualquier principiante -de cualquier tipo de actividad, no solo en fotografía- es importantísimo mantenerse positivo e ir superando reto a reto las inconveniencias que vayan ocurriendo. Por mi experiencia, algunas de las frustraciones en los fotógrafos se repiten. Éstas son algunas de las frustraciones en fotografía más comunes:
No conseguir la luz deseada
Para un fotógrafo, el empleo de la luz es fundamental. Es una de las primeras lecciones que han de tomar los que se inician en este campo. Es de las mayores frustraciones a las que se enfrenta, tarde o temprano, un fotógrafo. Haber medido de forma incorrecta la luz del ambiente y que acabe derivando en fotografías oscuras o muy quemadas puede estropear la imagen. Muchas veces es el propio miedo a que aparezca una imagen con demasiada claridad el que nos lleva a pecar de precavidos. Como consecuencia nos salen imágenes tristes, grises y apagadas.
Hay que andar con cuidado, aprender a jugar con la luz y practicar mucho para conseguir no solo imágenes perfectamente iluminadas sino tu propia marca.
Una imagen desenfocada
Como ya mencionamos en un artículo anterior, el enfoque de la cámara es el ajuste que puede permitir tener una fotografía perfecta o que arruine la imagen. Por eso hay que ajustarlo en último lugar y asegurarnos de que todo está correcto. Existe una enorme cantidad de formas de regular nuestro enfoque: desde la forma manual hasta el enfoque selectivo en modo automático. Como principiante, el consejo que puedes recibir es tener paciencia con las fotografías que tomas, no perder de vista el objeto que quieras retratar y tener cuidado al enfocar. Aun así, hasta a los mejores profesionales, a veces, les sale una imagen un poco desenfocada. Jugar con la nitidez de tus fotografías puede ser, también, una forma de expresión artística.
Publicar tus fotografías y que éstas sean criticadas
En una época en la que el acceso a Internet y a las oportunidad que la red ofrece es -casi- universal, cualquier fotógrafo aficionado que lo desee puede publicar sus imágenes e intentar hacerse un hueco en este mundo. Sin embargo, se expone a las críticas de aquellos que, o bien desean realizar un comentario constructivo para que siga creciendo como profesional, o bien desea únicamente criticar el trabajo de una persona a la que a lo mejor ni tan siquiera conocen. Esto ocurre no solo con las imágenes, sino con cualquier publicación que se haga en Internet: debes estar preparado para todo y ser consciente de que lo que vayas a publicar va dirigido a un público que verá con diferentes ojos tu trabajo.
Querer tener todo el equipo de última generación
Muchas veces se asocia erróneamente un equipo de trabajo costoso con unas mejores fotografías, lo cual no siempre es cierto. No por tener un cámara cara vas a conseguir mejores tomas. Lo que importa para conseguir una imagen adecuada es lo que hay detrás y delante de la cámara. A medida que uno se vaya profesionalizando y vaya dominando las cosas pequeñas puede empezar a crecer, a comprar un mayor equipo y a aprender de nuevo con esas nuevas incorporaciones. Pero la diferencia, recuerda, la marcas tú como fotógrafo, no el material que utilizas.
Creer que en 15 minutos vas a conseguir grandes imágenes
La fotografía es un arte que requiere paciencia. Aquellos que piensan que una buena serie fotográfica se consigue en un cuarto de hora están muy equivocados. Hay que tener mucha tranquilidad al componer las imágenes, pensarlas y tomarlas o los resultados de haberse precipitado pueden decepcionarte. Por eso tómate tu tiempo para tomarlas y dedícate en cuerpo y alma a ello. A veces, cuando llevas un buen rato esperando, aparece aquel elemento que va a marcar la diferencia en tu fotografía.
No conseguir el ángulo y el encuadre que se desean
Quién no ha visto a fotógrafos doblarse y agacharse en posturas y ángulos imposibles. A veces esa necesidad de innovar y conseguir el ángulo nunca antes visto de una fotografía ya demasiado manida lleva a la frustración de un fotógrafo aficionado. Para conseguir una fotografía única, una imagen técnica y estéticamente bonita no hace falta despeñarse o arrastrarse por el suelo.
No voy a mentir, a veces ésto será necesario y cambiar el ángulo ayuda. Pero solo cuando sabes qué quieres conseguir con ello. Saber qué buscas retratar y cómo vas a conseguirlo antes de disparar es clave para obtener la imagen deseada.
Imágenes que no cuentan nada
Parte de la magia de la fotografía es que, con una única imagen, puedes contar una historia. El beso de una pareja, un niño jugando e imaginando, la gente pasando por la calle… Todas estas escenas forman parte de historias que, de la forma adecuada, pueden insinuarse en la fotografía que tomes. Sin embargo, hay que saber identificarlas y captarlas. A veces, cuando un fotógrafo principiante no sabe qué está fotografiando cabe la posibilidad de encontrarse con una imagen sin historia o con una historia a medias (porque no toma como protagonista al que la pueda estar contando).
Retocar demasiado tus fotografías
Recordamos que una de las ventajas de disparar en RAW es la mayor facilidad de edición retoque de la imagen posterior. Sin embargo, algunos fotógrafos que comienzan su andadura en la fotografía pecan de sobre-edición. Es decir, que editan de tal forma la fotografía que pierde su esencia y cualquier parecido que pueda tener con la original. Postproducir las imágenes puede ayudarnos a mejorarlas enormemente, pero siempre siguiendo unas pautas y manteniendo ciertos límites.
Querer captar más de lo que puedes conseguir introducir en el cuadro
En inglés existe un dicho perfecto para esto que reza, literalmente, “querer morder más de lo que se puede masticar”. No puedes tenerlo todo. Por eso, gran parte del trabajo del fotógrafo consiste en seleccionar qué es importante de lo que está viendo para capturarlo en una imagen. La mirada del fotógrafo se entrena y, poco a poco, el fotógrafo aficionado comprobará que comienza a ver el mundo con otros ojos.
No saber qué borrar o qué quedarte
Como fotógrafo principiante existe una manía de fotografiar todo lo que vemos. Este “síndrome del disparador sensible” acaba ocasionando que nuestro disco duro y las tarjetas de memoria se llenen de fotografías inútiles que nunca volveremos a mirar. Por eso, una de las labores más importantes del fotógrafo aficionado es la limpieza. Borrar cualquier fotografía que, o bien se encuentre repetida o bien no queramos mantener, puede ayudarnos a hacer espacio. Comprobaréis, además, que a medida que pasa el tiempo y seguís practicando, vuestras fotografías serán aún mejores. Y aprenderéis mejor la diferencia entre las imágenes que queréis mantener y las que queréis perder.
Para evitar, precisamente, las frustraciones que le surgen a cualquier fotógrafo aficionado, es conveniente establecerse pequeñas metas cercanas en el tiempo para ir cumpliéndolas. Así, no solo te sentirás realizado sino que comprobarás tus avances y tus éxitos. Con paciencia y esfuerzo, a la larga, todo acaba solucionándose.
Es vuestro turno de opinar ¿qué pensáis que es más importante a la hora de no estresarse en los comienzos? ¿Conocéis alguna otra frustración que le pueda surgir a un fotógrafo aficionado?